Tuesday, October 01, 2013

Historial de actividad - El fotolog de robertoreadi - Fotologs

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Thursday, July 07, 2011

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Monday, August 09, 2010

La niebla

Santiago; jueves, 05 de agosto de 2010

Querida María Angélica:

Hoy amaneció nublado. Tengo muchos recuerdos y sentimientos asociados a la niebla que no son de chico, sino desde que ya tenía diez y ocho en adelante. Cuando viajábamos de Santiago al Sur –con mi padre- siempre nos topábamos con la niebla en la zona de Chimbarongo, pasado San Fernando. Dicen, yo no lo sé, que el nombre mapuche correspondería precisamente a neblina.

Ya adulto, y trabajando, viaje bastante al sur y volvía a pasar por ahí de madrugada, al ir o al volver. Pero también entonces viajaba a la costa, Cartagena y hasta algarrobo, y a Melipilla y el campo. Del campo se me grabó ese como vaho que en invierno sube desde la tierra, imitando una neblina al revés.

Las mañanas nubladas de la playa no eran para mi igual que las del campo. Si era a orillas del mar, con el sonido las olas que ella ahogaba, sentía como un vacío interior; no era depresivo, sino abismal; no necesitaba compañía, no se trataba de un ánimo abatido que se cura con compañía. Conmoción extraña donde uno siente que se encuentra solo frente al misterio de la creación, de la propia razón de existir y el tremendo poder de la existencia total. Todo aquello seducía como un vicio del que uno no puede desprenderse, preocupaba y hechizaba a la vez. Estar acompañado o no hacía diferencia. Los sonidos del hombre producían intervalos interrumpiendo de momento esas vivencias. Y poder tener la certeza de qué era preferible, permanecer en esa misteriosa e insondable sensación del alma o la irrupción de la materialidad mortal no era fácil.

Perdona todas estas divagaciones donde no hay acción (como las cautivantes y lentas lecturas de Stefan Zweig. [1]¡Cómo si uno pudiera imitarlo! ¿Lo conoces? Te lo recomiendo)

En el campo era distinto. En esos inviernos húmedos salía vaho también de las narices del caballo, del pelambre de las vacas, y la nariz que dejaba al descubierto la manta de castilla y el sombrero permanecía helada. Esas madrugadas silenciosas tenían solo el mugido de algunas vacas y, escasamente el ladrido de uno u otro perro. En esos momentos me sentía todo yo dentro de mí mismo, viviendo fuertemente mi ser, sin dejar de estar conciente de las demás existencias que me rodeaban. Ahora era yo y el resto como una comunidad natural todos cubiertos por ese manto de bruma.

El sol puro y desnudo de las mañanas era como el lanzamiento hacia fuera, a la trascendencia, el trabajo, la realidad, los afanes, las ocupaciones, o sea, existir.

Pero la misma neblina en la ciudad –(nunca la viví en un pueblo)- ni me sumía en los enigmas del infinito –empequeñeciéndome- ni me ocasionaba fraternidad con el resto. Aquí es una angustiante orfandad; Todos los sentidos y vivencia dejan de existir para volcarse y encerrarse en el cuerpo, se vierten hacia el interior, produciendo una profunda conciencia de la más absoluta soledad, de aquella que nos toca al nacer y al morir, y al transitar entre extraños. Ahora se añora el aroma de la ayulla y la mantequilla tibia, de la solicitud de la mamá, las tías o las sirvientas, la voz interesada de un pariente o un amigo.

No necesariamente de una mujer. Cuando llueve es necesario una mujer, una chimenea y sólo la luminiscencia de ésta. Es cuando mejor se palpa este tipo de adhesión y apetito. Y sobre el deseo te converso en otra carta.

Ya. Se despejó. Se acabó el encanto. Me voy. Deseo que tengas un buen día, pacífico y pleno, y si sales, que vuelvas sin contratiempo a tu hogar. Dios te guarde.



[1] /ʃ'tɛfan tsvaɪk/ (Viena, Austria, 28 de noviembre de 1881 - Petrópolis, Brasil, 22 de febrero de 1942) fue un escritor austríaco de la primera mitad del siglo XX.

Sus obras fueron las primeras en protestar contra la intervención de Alemania en la guerra.

Fue muy popular durante las décadas de 1920 y 1930. Escribió novelas, relatos y biografías, entre las más conocidas están las de María Estuardo y la de Fouché, una obra mitad biografía y mitad novela histórica muy interesante sobre un personaje que nadie ha enriquecido ni antes ni después de Zweig. Otra de sus biografías, la dedicada a María Antonieta, fue adaptada al cine en Hollywood.

Tras su muerte en 1942, su obra fue resultando menos conocida.

No tiene parentesco ni con el escritor Arnold Zweig ni la escritora alemana Stefanie Zweig (nacida en 1932)..

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Tuesday, June 27, 2006

Roberto Readi Lama


http://es.geocities.com/robertoreadi